Si no lo veo no lo creo
Presenciado ayer en una calle de Hospitalet de Llobregat.
Dos individuos hablan parados en una acera. De repente, uno de ellos hace una pausa, arranca un moco de su garganta y lo escupe al suelo. Con un fuerte pisoton, estampa su zapato encima y lo restriega con expresion concentrada mientras exhorta: ¡Muere! ¡Muere! Acto seguido retoma su conversación.
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