En Barcelona- y en Catalunya en general- existe un número importante de personas que tienen un seguro médico privado al que acuden habitualmente, aunque su nivel económico no sea muy elevado. Pero por unas cosas o por otras, mas tarde o más temprano, todos acabamos pasando por la sanidad pública en algun que otro momento de nuestras vidas.
El ambulatorio que me corresponde por zona está situado en la frontera de dos mundos: dos calles más arriba es una zona de clase media- alta, y del ambulatorio para abajo es un barrio de clase trabajadora-media. Cuando vas al médico puedes encontrarte a individuos que no son el prototipo de usuario de un centro público,pero hasta ellos tienen que pasar por ahí. Como trabajadora del sistema, me he encontrado con dos tipos de personas: el que te mira con condescendencia, como si fueras una cucaracha, y el individuo que va absolutamente perdido, como un pulpo en un garaje.
Un dia, esperando mi turno, (como usuaria), se acerca una señora, bien vestida y discretamente enjoyada, maquillada con gusto, que miraba alrededor expresión de desamparo.
-¿Es aquí donde visita el doctor X?-me pregunta.
-Si, señora-respondo- Yo tengo las 10.25 ¿Qué hora tiene usted?
Se me queda mirando con tal expresión de perplejidad, que me siento obligada a ayudarla.
-¿Cómo?
-Es para organizarse. Así sabemos cuando nos toca entrar, y se evitan problemas.
-Ah, claro-sonrie- Tengo apuntada las 10.15.
-Pues entonces usted va delante de mi. Ese señor va delante suyo, tiene las 10.05. Como la agenda da cada 5 minutos, vendrá otra persona antes que usted.
La mujer se mira el papel.
-Ah, entiendo, cada 5 minutos. Muchas gracias, señorita.
Normalmente, al menos en la mayoria de sitios donde he trabajado, es el propio médico, quien sale a la puerta a llamar a los pacientes. O pasa lista, y organiza los turnos, o sale a la sala a llamarlos uno a uno. Pero prefiero no explicar esto a la pobre mujer.
Los pacientes van entrando y saliendo sin incidentes. Cuando sale el señor de las 10.05, la señora y yo nos miramos. En la sala queda otro paciente, que entra después de mi.
Por la pueerta de la consulta sale un grito.
-¡Siguiente!
Nos miramos. Al no estar la persona de las 10.10, le toca al que viene detrás, pero la señora no sabe que hacer. No está acostumbrada a acudir a estos lugares. A mí todavia no me toca, y el otro señor va detrás mio.
-¿¡Es que no va a pasar nadie o qué!?-insiste el médico, irritado.
Le hago un gesto a la señora, indicando la puerta. Ella se queda como paralizada, es una mujer mayor, de cierto nivel, y no se espera esta reacción por parte de un médico.
-¡¡SE LO JUEGAN, AUNQUE SEA A LOS CHINOS, PERO QUE ENTRE ALGUIEN DE UNA VEEEZ!!(textual)
La pobre mujer se levanta, y se dirige a la consulta. No se quien de los dos era el cartillero.