Los cartilleros rurales
Comentando el blog con mi hermano, me recordó un par de anécdotas sucedidas en un pueblo de la provincias de Ávila (aunque podría ser de cualquier otro lugar: la especie es eterna), que sucedieron -hace más de veinte años- dentro de la misma familia (padre, madre y dos hijas solteras, pues el hijo ya se había establecido en otro lugar):
* La madre sufría un catarro muy fuerte, de esos que no se van con nada, y el médico del pueblo le recetó un jarabe para calmar la tos. Un día, al volver a casa una de las hijas, se encuentra a su hermana agarrando fuerte a su madre por los hombros, y dándole unas sacudidas tremendas. "¿Pero qué haces con madre?", le preguntó. "Pues lo que dice el prospecto: Agitar fuerte antes de usarlo".
* En otra ocasión, otro de los miembros de la familia sufría de estreñimiento, y le médico le recetó supositorios de glicerina. Como la madre no entendía muy bien aquello, llamó por teléfono al médico: "Oiga, doctor, ¿por dónde se tiene que tomar mi hija los supositorios que le ha mandado?". "Señora, ¡por el culo!", respondió el médico. La mujer colgó el teléfono y le dijo a su hija: "Ya te dije que si le preguntaba esto se iba a enfadar..."
Sigo a la caza de más.
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